martes, 11 de enero de 2011

De cómo buscarse y no encontrarse

La historia la recuerdo así (aunque probablemente no ocurrió de esta manera): 




Leonard Cohen, quizás por estar un poco harto de la fama, tal vez por una crisis existencial, o por culpa de alguna mujer que le rompió el corazón, decide hacer una jornada espiritual para encontrarse a sí mismo. Viaja cientos de kilómetros hasta un tipo de monasterio zen donde encuentra a un maestro llamado Roshi . Cohen le dice : "Maestro necesito adquirir la iluminación, encontrarme en este mundo ¿qué es lo que debo hacer?" El maestro, un viejo con ojos rasgados y un tipo de aura que transmite paz y sabiduría, le recomienda que tiene que encerrarse en silencio, vestido sólo con la túnica y raparse la cabeza. En su encierro tiene que aprender a meditar, a encontrar la paz interior y sólo así podrá encontrarse a sí mismo. El maestro también le explica que tiene que olvidar las tentaciones terrenales y concentrarse en el espíritu y todas las fuerzas y energías que crean el equilibrio.


 Cohen, con su oscura y hermosa voz le contesta que así lo hará. Se rapa el cabello a coco,  consigue un hábito y sube a un pequeño cuarto en una montaña. 


Pasan algunos días y las noches en silencio. Roshi visita seguido a Cohen para enseñarle técnicas de meditación como  el Zazen en la que el pensamiento se supone que se tiene que liberar, dejar pasar. Un día, Roshi le hace una pregunta del tipo Koan a Cohen: "¿Cuál es tu rostro original antes de nacer?


El músico-poeta, se queda absorto y le promete que pensará la respuesta. Roshi, le dice que si encuentra la respuesta adquirirá el "prajna", la sabiduría intuitiva, con lo cual tendrá la iluminación. 


Cohen se concentra en encontrar una respuesta pero se da cuenta que sólo puede pensar en una cosa.


Una semana después, Roshi, sube a ver a su alumno para preguntarle sobre lo que pensó. Entra a la habitación y la ve vacía. En el buró sólo encuentra la siguiente nota:



" Querido Roshi: perdón que no te pueda ayudar en este momento porque conocía a esta mujer. Por favor perdona mi egoísmo. Te mando felicitaciones en tu cumpleaños, gran afecto y respeto. Firma Jukan el Monje Inútil"



 




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